jueves, 26 de julio de 2007

La Pobreza. La Solidaridad.

¿Nunca has pensado que si estás donde estás es por pura casualidad? ¿Que hoy perfectamente podrías estar en la calle mendigando? Ponte a pensar... ¿Qué hubiera pasado si no hubieras nacido en una familia que pasa hambre y frío, con unos padres que te obligan a mendigar durante horas? ¿Te hubiera gustado que alguien hubiera sido caritativo contigo?
A mí sí me hubiera gustado. Tal vez no es casualidad que hayas nacido donde estás. Tal vez naciste para ayudar a quienes no tuvieron tu suerte.
Hoy en día hay en las calles mucha gente que muere de hambre, que pasa frío, niños que son obligados a trabajar contra su propio riesgo por padres que luego gastan el dinero que ganan en alcohol o drogas.
Y lo peor de todo es que muchos pueden hacer algo al respecto, pero pocos lo hacen. Hay tanta gente a la que le sobra, y tantos gobiernos que no hacen nada, que no son conscientes de la realidad que muchos están pasando, que malgastan aquello que les sobra.
Tal vez deberías empezar a pensar un poco en la gente que no tiene. Recuerda que la vida siempre devuelve lo que das, y toda aquella solidaridad que entregaste pronto te será devuelto. Bien dijo un sabio una vez "Si un hombre rico jamás muestra solidaridad con el prójimo, morirá sin que la noticia de su pérdida sobrepase las puertas de su casa"... Si entregas y entregas, el agradecimiento de los necesitados un día tocará tus puertas, y todo el aprecio que sienten por tus ayudas desinteresadas te llegará.
¡Que este artículo no quede sólo en palabras! Charla del tema con tus amigos. Reúnanse y comiencen a hacer algo por la sociedad. A continuación les damos algunos consejos para poder ayudar a los necesitados:
- Guarden aquellas monedas, aquellos vueltos que les sobran, dénles un fin solidario a ese dinero que muchas veces queda olvidado en las esquinas y no suele ser usado.
- Cuando tengas alguna prenda, calzado o juguete que ya no te sirva, guárdalo en algún lugar donde no se dañe para dárselo a alguien que pueda necesitarlo. Si es necesario, remiéndalo o arréglalo.
- Armen un pozo común entre sus amigos en el que coloquen cierta cantidad de dinero a la semana. A fin de mes, usen el dinero para el bien de los pobres.
- Una vez que posean ingresos un poco más altos para la solidaridad, armen fiestas, meriendas, torneos, rifas y otras actividades con fines solidarios.
- Sería recomendable que, una vez reunido el dinero que se destinará a los pobres, no lo den directamente, sino que lo usen para comprar alimento no perecedero, y eso donen.
- Hagan llegar el dinero desde un vínculo confiable, como la iglesia de tu barrio o algún comedor que sabes que necesita.
Tu ayuda, aunque sea pequeña, siempre sirve para mejorar el mundo en que vivimos. Haz un esfuerzo para darles algunas comodidades a las personas que no tienen nada.


Virginia,
Presidenta,
Argentina

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